El producto tiene unas ventajas competitivas destacadas: facilidad de uso, dosificación fácil, seguridad y mejora logística por la reducción de peso:

Facilidad de uso: se disuelve la pastilla en la cantidad de agua recomendada para cada aplicación. La desinfección se realiza por contacto. La disolución se aplica directamente sobre la superficie, dejando actuar y aclarando finalmente. También se puede aplicar una vez disuelto, con paño, bayeta o fregona.

Dosificación fácil: se diluye una pastilla directamente en un cubo entre 8 y 10 litros de agua. Únicamente se sobrepasa la dosificación si se requiere de una desinfección con mayor garantía.

Seguridad: el producto es mucho más seguro que la lejía convencional, puesto que son pastillas sólidas. En caso de rotura del bote, no se pierde producto al no ser líquido. En caso de que se caiga una pastilla al suelo, se recoge y se puede guardar de nuevo (siempre y cuando no se haya mojado).

Logística: las pastillas son ultraconcentradas y ocupan muy poco. Por ello, se pueden suministrar en tres formatos diferentes: botes de 160 gramos (48 pastillas), 0,50 kg (150 pastillas) y 1kg (300 pastillas). Teniendo en cuenta que el bote de 160 gramos (48 pastillas) equivale a 6 litros de lejía convencional, supone un ahorro de peso, espacio y volumen importante a la hora de realizar la compra. Y, también un ahorro de coste logístico de cara al almacenaje.